En el Panóptico 40 hable de la conveniencia de ampliar el dominio de la Inmunología desde el campo biológico al cultural. Me interesa precisar el contenido y estar seguro de que se trata de algo más que una metáfora. Científicos de Princeton y del MIT han creado el “Network Contagion Research Institute”, para estudiar las epidemias de desinformación facilitadas por las redes. Richard Dawkin, en “Viruses of the Mind” sostenía que muchos fenómenos culturales temibles podían ser modelados como epidemias. Propuso una “epidemiología informativa” (information epidemiology) “and it is part of the fledging science of cultural evolution” (31).
”Algunas suposiciones influyentes están suprimiendo nuestra "respuesta inmune" a ideas peligrosas. Nos impiden normalizar el pensamiento crítico y nos dejan vulnerables a los parásitos mentales”, dice Norman.
En Mental Immunity, Andy Norman se esfuerza en demostrar que utilizar el concepto de ideas infecciosas, o de antígenos mentales permite analizar mejor ciertos fracasos cognitivos y elaborar anticuerpos que nos protejan de ellos. La enseñanza del pensamiento crítico no ha sido eficiente. Diversos estudios muestran que las Universidades americanas -y no son una excepción- no desarrollan el pensamiento crítico. En 2016, el 43% de estudiantes universitarios votaron a Trump. El pensamiento se ha ideologizado. En mayo de 2020, Thomas Friedman concluyó que América está sufriendo una quiebra masiva del sistema inmune de nuestra cultura. Se extiende el “razonamiento motivado”, es decir, aquel que solo aspira a convencer, no a encontrar la verdad.
”Dado el poco éxito que estamos teniendo en erradicar la violencia contra las mujeres, voy a empezar a trabajar en el diseño de una “vacuna anti machista”
La educación debería fortalecer los anticuerpos mentales. Y pretende esbozar unos programas educativos que pudieran denominarse “mind vaccine”: Las preguntas críticas, los contraejemplos, las verificaciones de datos, las comprobaciones lógicas, la advertencia sobre la facilidad con que generalizamos, la facilidad con que adoptamos sesgos cognitivos para proteger nuestra identidad son anticuerpos que nos defienden de patógeno muy destructivos.
Intento aplicar el concepto de “vacuna mental” a algunos programas para evitar los patógenos mentales, lo que Norman llama “malas ideas”, y que debería extenderse a los “malos sentimientos”. Dado el poco éxito que estamos teniendo en erradicar la violencia contra las mujeres, voy a empezar a trabajar en el diseño de una “vacuna anti machista”. No sé si será posible, pero vale la pena intentarlo. Les tendré al corriente.