Los tractores paralizan carreteras y calles para hacer visibles las reivindicaciones de los agricultores. Podemos tomar estas movilizaciones como ejemplo del juego del poder político. En la Constitución española se dice que los poderes del Estado y la justicia emanan del pueblo. Confieso que esta palabra me resulta muy confusa, porque incluye un abanico de significados que van desde la física (“emanación de gases”) a la teología (la “emanación de las tres personas de la Trinidad”, o el “emanacionismo” para el que toda la realidad “manaba” o “fluía” de la divinidad). En el caso del poder político o de la justicia, ¿a que se refiere? ¿Es un proceso real, es una legitimación, es un ideal?
En la Academia del Talento Político, tendremos que estudiar las herramientas del poder que tienen a su disposición los gobernantes y también los gobernados, el pueblo soberano. Este puede ejercerlo por medios ilegales -levantamientos, motines, revoluciones, insurrecciones- y por métodos legales, únicos a los que voy a referirme. El más fundamental es el voto democrático, pero hay más. A veces, las democracias organizan la participación ciudadana en la toma de decisiones sobre asuntos públicos, pero con frecuencia la ciudadanía tiene que buscar otros modos de ejercer su poder, es decir, de influir en las decisiones gubernamentales. La desobediencia civil es una herramienta muy sofisticada, propia de democracias avanzadas. Una herramienta muy usada son las protestas – de los indignados, de los “chalecos amarillos” en Francia, o de los agricultores- parten de una desconfianza en la “democracia representativa”. Consideran que los gobernantes no representan sus intereses. Por ello, quieren cambiar la agenda política y forzar al gobierno a que resuelva el problema que les afecta. En el caso de las tractoradas, la situación económica del campo.
”Las movilizaciones son un acto coactivo que tiene que ir acompañado de un acto “persuasivo”, es decir, de argumentos que convenzan no solo al gobierno, sino al resto de la ciudadanía, de la legitimidad de sus reivindicaciones.
Un reto expresivo. Exponer un sistema complejos en piezas de tres minutos de lectura.
Frente a los poderes estatales se han ido configurando a lo largo de la historia los “poderes ciudadanos compensatorios”, como los sindicatos, los medios de comunicación, las asociaciones de diverso tipo. Los movimientos pacíficos de reivindicación de derechos han puesto en práctica distintos modos de ejercer su poder: marchas, sentadas, boicots, huelgas, etc. El derecho a la resistencia a la opresión está presente en todas las declaraciones de derechos. Thomas Jefferson escribió en 1787: “¿Qué país puede preservar sus libertades si a sus gobernantes no se les advierte de vez en cuando que su pueblo conserva el espíritu de resistencia?”. Las organizaciones del Tercer Sector, por ejemplo las ONGs, son un ejemplo de protagonismo social. Charles Tilly estudió las formas que tomaron las “luchas populares” para limitar al gobierno (Popular Contention in Great Britain, 1758-1834). Merece ser recordada la obra de Saul D. Alinsky, un activista comunitario que influyó mucho en el enfoque político del presidente Obama. En su obra Rules for radicals expone su propósito de ser “el Maquiavelo de los que no tienen poder”.
Al igual que ocurre con el poder de los gobernantes, el de los gobernados puede ejercerse mal. Tan peligrosa puede ser la tiranía del dictador, como la tiranía del pueblo.
En conclusión, uno de los temas estrella de la Academia será conseguir que todos los ciudadanos tengan una conciencia clara de su poder y de la forma de ejercerlo. La Historia de la política debe contar la cambiante relación entre el poder del gobernante y el poder del ciudadano de a pie. El politólogo suizo Alois Riklin, que ha estudiado los mecanismos mediante los cuales los humanos han conseguido regular el poder, piensa que esas innovaciones políticas (las constituciones, los derechos fundamentales, la participación de los súbditos, etc.) son al menos tan importantes como la invención de la imprenta, de la máquina de vapor o de las computadoras. Tiene razón.