Episodio 2x18
Transcendencia y autocrítica
En el podcast último nos preguntábamos si habría que inventar la palabra Dios si no existiera. Ahora podemos preguntarnos por qué se inventó, por qué se inventaron las religiones.
Cuando las religiones intentan eliminar todas las crecencias que las desfiguran, resulta más fácil la comunicación entre ellas. En Dictamen sobre Dios expuse los criterios éticos a los que a mi juicio deberían someterse las religiones. En caso de fundarse en una escritura considerada sagrada, es importante su capacidad para liberarse de una interpretación literal. En segundo lugar, hay que valorar la decisión de no utilizar sistemas de inmunización dogmática, que invaliden toda experiencia que vaya contra el dogma. Otro aspecto importante es la pureza de su transmisión, lo que implica la no utilización de medios coactivos, la no limitación de información a sus fieles, la no utilización del miedo como método de adoctrinamiento, y el respeto a otras religiones. Y, por último, la separación del poder político y el rechazo de la fuerza para extender las creencias.
”¿En este momento es inteligente seguir tratando temas sobre la religión? ¿Se puede ser inteligente, ilustrado, moderno, y religioso a la vez?
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A propósito de este poscast, quiero reiterar, sobre todo, que el afán de las grandes religiones históricas ha sido fundamentalmente civilizatorio y mucho menos espiritual. Estas religiones desvirtuaron, primero, el espíritu y el sentido de la palabra de sus maestros fundadores; crearon, después, la imagen y la semblanza de un dios a su conveniencia y a sus fines, e impusieron, por último, al conjunto de la población el ejercicio de una doctrina y de una moral sin condiciones, convirtiendo a todos en súbditos de creencias y de actitudes y convirtiéndose así en un fenómeno de masas. La espiritualidad y la mística quedaron confinadas a una minoría de «santones», muchas veces perseguidos, por esas mismas religiones, y el mundo en general se «desacralizó» al mismo tiempo que se «religiosizó». Estas religiones descuidaron la mirada introspectiva hacia el interior, a lo profundo humano, para poner la atención en la superficialidad de lo externo, del entorno social, político y económico. Por eso, seguimos siendo demasiado superficiales todavía y la necesidad de podscast como éste para advertir que no se puede ignorar por más tiempo la dimensión espiritual del ser humano, causa de muchos de nuestros males actuales. Por consiguiente, tras una larga experiencia histórica, prefiero reivindicar, en mi opinión, el concepto de «espiritualidad» más allá del concepto de «religión», puesto que este no siempre ha hecho honor al anterior. Necesitamos sacralizar nuevamente el mundo; nuestros pensamientos, acciones, actitudes y todo lo que nos rodea. Es en esta sacralización donde se halla esa «ética universal» a la que aspiramos. Una «ética universal» no se resumen en creencias, argumentos, principios, enunciados o preceptos; una «ética universal» sólo es posible a partir de una actitud espiritual frente a la vida y frente al mundo; valores que se hacen presentes desde lo más profundo de nuestra consciencia; un viaje introspectivo al interior de nosotros mismos para dar sentido a la existencia. Una ética que no entronque con nuestra pulsión espiritual y el sentido último de la vida, no parece que tenga mucho recorrido.