Se admira de su grandeza, pero… “luego, incontinente, / caló el chapeo, requirió la espada/ miró al soslayo, fuese y no hubo nada”. De “buenas” emociones está empedrado el camino hacia infierno de la pasividad. Lo he comprobado en Biografía de la Inhumanidad.
Se admira de su grandeza, pero… “luego, incontinente, / caló el chapeo, requirió la espada/ miró al soslayo, fuese y no hubo nada”. De “buenas” emociones está empedrado el camino hacia infierno de la pasividad. Lo he comprobado en Biografía de la Inhumanidad.