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Niveles de comprensión

Estos HOLOGRAMAS son un ensayo de PERIODISMO EXPANSIVO. Conocer lo que ocurre es fácil, comprenderlo es complejo. Cada lector debe poder elegir el nivel de comprensión en que quiere moverse. Propongo tres niveles: uno, reducido, en formato papel. Otro más amplio, en formato digital, que, a su vez, remite a una RED DE COMPRENSIÓN sistemática, necesaria por la inevitable conexión de los asuntos. Tal vez sea un proyecto megalómano, pero creo que vale la pena intentarlo. El artículo inicial de este holograma se publicó en el suplemento Crónica de EL MUNDO el día 6 de octubre de 2019: 


Niveles de comprensión.- A Daniel Dennett, el más interesante filósofo estadounidense actual, le preocupa que se haya extendido la idea de que no es necesario “comprender”, sino que basta con “saber usar”. No necesito comprender un móvil, sino solo usarlo eficientemente. Sin embargo,  para usarlo inteligentemente debo saber algo más. ¿Cómo está cambiando nuestra forma de relacionarnos?¿Por qué los jóvenes lo consultan unas 150 veces al día? ¿Qué significa “vivir en red”? “Comprender” las instituciones es aún más necesario. Puedo usar la democracia sin entenderla. ¿Qué significan “soberanía “, “constitución”, “nación”, “pueblo”, autonomía”? Puedo usar las leyes sin entenderlas. Puedo usar los instrumentos económicos sin entenderlos.  En estos casos mi participación política va a ser  irresponsable. Una objeción: solo los expertos pueden comprender asuntos tan complejos. Esto es verdad, a medias. Sobre un mismo asunto hay diferentes niveles de comprensión, más o menos profundos. El móvil puede ser comprendido a nivel técnico, sociológico o económico. Llego  al tema que me interesa. ¿Cuál es el “nivel de comprensión” que todos los ciudadanos deberíamos tener para poder tomar decisiones responsables? Los expertos deben explicar a ese nivel  aquellos temas que van a afectar a la ciudadanía. La “voluntad de comprender” exige un esfuerzo. ¿Querremos ser esclavos felices?. Lo explico en jamarina.net/blog


HOLOGRAMA 20


“Conocer para comprender, y comprender para tomar buenas decisiones y actuar”. Me parece un buen lema para una sociedad del aprendizaje. Sin embargo, es un objetivo difícil de conseguir. La realidad social es cada vez más compleja, la información nos desborda, y todo cambia aceleradamente. Intentar comprender exige un gran esfuerzo, y Daniel Dennet no es el único en temer que mucha gente piense que no vale la pena intentarlo. Como señaló Kahnemann, un psicólogo que consiguió el premio Nobel de Economía, nuestro cerebro es ‘cognitive miser’, un perezoso cognitivo. Si no lo espoleamos, se contenta con soluciones simples. ¿Para qué voy a aprender, si lo puedo encontrar todo en la Red? Las nuevas tecnologías nos animan a una cómoda “servidumbre voluntaria”, que muchos observadores empiezan a detectar. Dennett trata este asunto en De las bacterias a Bach (Pasado&Presente)

¿Cómo vamos a fiarnos de la votación de los ciudadanos, cuando al mismo tiempo que les pedimos el voto afirmamos que no entienden aquello sobre lo que están votando?

Hay conocimientos que, sin duda, están fuera del alcance del común de los mortales. En este momento, es tal el grado de especialización de las matemáticas, que un buen matemático no comprende más de diez por ciento de las matemáticas que se hacen. El problema político y educativo que me preocupa es si debemos resignarnos como ciudadanos a no entender las cosas que nos afectan, las fuerzas sociales, económicas, psicológicas que nos mueven. Si debemos aceptar un nuevo tipo de fe, parecida a la eclesial. Donde antes se decía: “Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que te sabrán ilustrar” ahora diremos: “Expertos hay que podrán decidir por ti”. Conviene tener en cuenta que esta actitud devalúa la democracia, y de hecho ya lo está haciendo. ¿Cómo vamos a fiarnos de la votación de los ciudadanos, cuando al mismo tiempo que les pedimos el voto afirmamos que no entienden aquello sobre lo que están votando?

Voy a intentar responder a este problema manteniendo una tesis “dura”.

“En los asuntos que afectan a los ciudadanos, es imprescindible que los expertos señalen el nivel de comprensión necesario para poder tomar decisiones, y hagan el esfuerzo para explicarlo a todo el mundo a ese nivel”. En medicina, es obligatorio pedir el “consentimiento informado” al paciente. Esto es una formalidad vacía si previamente el enfermo no ha comprendido la situación, y esto supone una explicación adecuada por parte del médico. Algo parecido sucede en otros temas esenciales. El objetivo de la educación pública debería ser proporcionar a todos los ciudadanos la formación necesaria para que pudieran tomar decisiones responsablemente.

Voy a mencionar tres temas en que es imprescindible y urgente determinar cuál es el nivel de comprensión que cada ciudadano debería tener: las nuevas tecnologías, la economía y la política.

Comenzaré por la tecnología. Estos días he leído dos libros acerca del mundo digital en que vivimos. Uno se titula Tristes por diseño. Las redes sociales como ideología (Consonni), escrito por Geert Lovink, un profesor de la Universidad de Ámsterdam, que lleva muchos años analizando las nuevas tecnologías. El otro se titula The Game (Anagrama). Su autor es Alessandro Baricco. Mientras que Lovink es un experto en el tema, Baricco es un escritor multifacético, que escribió ese libro para aclarar sus ideas. Ambos se hacen la misma pregunta: ¿Qué está pasando? Hace años Ortega escribió: “No sabemos lo que nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa”. Esa ignorancia condujo al horror, por lo que debemos ser precavidos. Todos asistimos a profundos cambios sociales, económicos y políticos producidos por las nuevas tecnologías, pero da la impresión de que no tenemos herramientas conceptuales para comprender la situación. Cuando aparecieron, las tecnologías de la información tenían un impulso libertario. Los primeros hackers pensaban que poner la información al alcance de todo el mundo supondría alcanzar la libertad que soñaban los Ilustrados. Esa visión optimista ha desaparecido en gran parte.
Llamaré como testigo al inventor de la World Wide Web,  sir Tim Berners-Lee. Ha denunciado la utilización actual de las redes que él contribuyó a crear, porque las considera un peligro para la libertad. Por ello, con la ayuda del MIT ha lanzado el proyecto “Solid” (SOcial LINked Data) para cambiar su organización. Los datos estarán siempre en manos del usuario y solo él o ella decidirán con quién los comparten: fotos, localización, email, compras, lo que sea. Los ciudadanos debemos conocer como influyen las redes en nuestras creencias y tomas de posición, sin que seamos conscientes de ello.

El segundo tema es la economía. Uno de los aspectos que separan a los partidos políticos es su concepción del mundo económico, que resulta difícil de comprender. En este caso, comprender parece todavía más difícil, dado que los mismos economistas no han sabido hacerlo. La crisis del 2008 ha desacreditado profundamente esa profesión. Es revelador que Alan Greenspan, director de la Reserva Federal de EEUU, considerado durante decenios el mejor experto mundial sobre asuntos financieros, confesase: “No entiendo lo que ha pasado”. Ese mismo año, con motivo de la inauguración del nuevo edificio de la London School of Economics, la reina Isabel preguntó a los profesores, todos ellos economistas de gran prestigio, ¿Como no han podido prever lo que ha sucedido?  No supieron que contestar. Meses después, escribieron una carta a la reina, explicándoselo. En ella hablaban de la psicología de la negación que se apoderó del mundo financiero y político en el período previo a la crisis, y cómo esta «psicología» actuó como una ceguera frente a los grandes déficits de algunos países, las grandes burbujas de crédito y la especulación bursátil. La acusación iba dirigida a los «magos financieros» que se negaron sistemáticamente a admitir que las cosas podían salir mal. «Ellos (los magos financieros) lograron convencerse a sí mismos y a todo el mundo, que habían logrado ingeniosas fórmulas para reducir el riesgo de los mercados financieros y domar el ciclo económico«. Los economistas echaban la culpa a los financieros, como si vivieran en otro mundo.

En este momento hay una campaña en España para introducir la “educación financiera” en las escuelas, y de esa manera intentar evitar que las personas puedan utilizar irresponsablemente los instrumentos financieros. He criticado en varias ocasiones ese tipo de enseñanza, porque no me parece el nivel de comprensión adecuado. Lo que necesitan los ciudadanos es una “educación económica”, que le permita entender los conceptos y flujos esenciales de la economía.

 El tercer tema es el político. El escándalo de Cambridge Analytica, del Brexit y de las fake news ha llamado la atención acerca del poder de las grandes compañías y de la manipulación que hacen de los datos que voluntariamente las proporcionamos. Pero hay importantes temas más difíciles de analizar. ¿Por qué parece que las democracias liberales están retrocediendo? ¿De dónde proviene el auge de los nacionalismos? ¿Qué relación tienen con los populismos? ¿Está ganando China la batalla ideológica y no solo la del PIB? Por debajo de estos movimientos sociales y políticos actúan sistemas conceptuales ocultos que conviene poner en claro. Fareed Zakaria, en un reciente artículo reconocía el retroceso de la calidad democrática. El indignante comportamiento de Trump encaja con una tendencia global. El Tribunal Supremo del Reino Unido ha declarado ilegal la maniobra de Boris Johnson de cerrar el Parlamento; el primer ministro de la India, Narendra Modi, ha gobernado de una forma que aterroriza a las minorías del país. El presidente filipino Rodrigo Duterte ha alabado las muertes extrajudiciales. Y líderes como Erdogan en Turquía, y Orbán en Hungría, han conseguido cambiar la constitución para ensalzar la política del partido único o del hombre único. Roberto Stefan Foa y Yascha Mounk han reunido datos a lo largo del planeta mostrando como ha crecido el entusiasmo por “los líderes fuertes que no se vean incomodados por el Parlamento ni por las elecciones”. En España ha subido casi 20 puntos. En su reciente libro, ‘When Crime Pays’, Milan Vaishnav muestra que aquellos políticos que han sido culpados por un crimen tienen más posibilidades de ganar las elecciones en India. En la política tribal, la gente celebra que sus líderes incumplan la ley porque, supuestamente, lo hacen para ayudar a su tribu.

Es evidente que estos tres temas que he mencionado se relacionan entre sí. En el último número de Le Point, dedicado a Zuckerberg, leo: “El Presidente de Facebook gestiona 2.400 millones de abonados, lo que le hace, en cierto sentido, el presidente del mayor Estado del mundo. De ahí mi interés en subrayar la necesidad de una comprensión sistémica de nuestra situación.


POSTDATA. – RED SISTEMÁTICA

 

 

 

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Únete 8 Comments

  • jose antonio marina dice:

    Estoy leyendo un libro de Claus DIerksmeier («Libertad cualitativa», Herder) que menciona el interés actual por las ideas económicas de John Kenneth Galbraith, al que considera desde la perspectiva alemana el economista estadounidense mas conocido del siglo XX. Cito un párrafo que tiene que ver con el contenido del artículo: «Para Galbraith, el objetivo principal de las ciencias económicas es emancipar a los ciudadanos para que puedan configurar de manera autónoma su propio entorno económico. A tal fin, la ciencia económica, en cuanto a su doctrina, debe hacerse de tal manera que la opinión publica pueda formarse un juicio informado sobre las cuestiones decisivas de la política económica. Galbraith lamenta que las ciencias económicas no cumplan con esta exigencia» (p.353). Pienso lo mismo.

    • antonio dice:

      vivienda gratis, luz gratis, agua gratis, salario mínimo interprofesional de 1.200 euros….etc. etc., estos son los reclamos para conseguir el voto.
      Mientras haya una masa de borregos egoístas que se crean los programas electorales, no habrá interés en cambiar la educación económica de este país, y aunque el PP diga ahora que quiere introducir una asignatura de educación económica, a partir de los 5 años, volverá al poder y no la cambiará, porque la corrupción del poder consiste en no hacer cambios, hasta que la situación del país sea insostenible.
      Ni las llamadas izquierdas progres, ni las derechas conservadoras, están dispuestas a cambiar nada, una vez que alcanzan el poder.
      Es el fatalismo destructivo español, y es por eso que España siempre va a remolque de los acontecimientos de la historia.

  • Paloma835 dice:

    Existe el mantra conservador de que el nivel educativo de los alumnos cada día es peor, que antes los alumnos estaban mejor educados, porque la masificación educativa, el acceso a la educación de cada vez más capas populares ha llevado al empobrecimiento y la vulgarización de la educación y el conocimiento, la mediocridad de la medianería se impone a la excelencia de los elegidos por mérito. La democratización educativa, habría traído como una consecuencia el empeoramiento de la educación de la sociedad por la expansión de lo popular a costa de la buena cultura.
    El problema que tenemos con los expertos es, que cuando se salen de su experta parcela, suelen actuar casi como vulgares ciudadanos en otros ámbitos de sociales. No sólo aquellos de un perfil más “técnico”, sino también expertos de “amplio espectro”, como los inquietantes casos de eminentes filósofos de la historia, que acaban sucumbiendo a pulsiones tiránicas o banales. La baja calidad de algunas ideas sociales de nuestros expertos, aconsejan cautela.
    Como contrapunto, la inteligencia colectiva, y la eficacia del big data para analizar grandes números, pueden conformar sistemas de conocimiento que quedan al alcance de cualquier ciudadano medianamente formado. Hoy, son una diferencia cualitativa para posicionarse de forma ventajosa para la toma de decisiones, para la acción. Los expertos han construido el sistema experto, pero la utilización queda al arbitrio del usuario, y dependiendo de la educación de éste y de los medios a su alcance, puede servirle para la toma decisión y la consecuente acción mejor o peor. El nivel de compresión depende Medios y Educación.

    • jose antonio marina dice:

      El tema de la «inteligencia colectiva» me trae a maltraer. Desde hace mucho tiempo he estudiado la «inteligencia compartida», es decir, aquella que emerge de la relación entre inteligencia individuales. El problema es que esa «emergencia» puede ser «ascendente» o «descendente». Las personas en «estado de masa» disminuyen su capacidad crítica. Irving Janis estudio el «groupthinking» y los desajustes que se producen en los debates en grupo. Lo estudió sobre todo en la toma de decisiones políticas. Habermas insistió en el pensamiento dialogico como gran solucion para resolver los problemas éticos. Lo critiqué porque del debate entre todos los afectados no puede salir una solución ética si previamente los participantes no deciden comportarse éticamente en la discusión. EN conclusión, el pensamiento colectivo funciona cuando todas las personas que intervienen quieren alcanzar la verdad y se someten a procedimientos autocriticos. El «consenso científico» no es causa de la verdad de una teoría, sino que la verdad de una teoría produce el consenso científico. En términos políticos debería suceder lo mismo, pero no está el horno para tales bollos…..todavía. Esperemos que lleguen a estarlo. Estos hologramas son un bienintencionado intento de colaborar en esa tarea. En este momento trabajo sobre lo que llamo «giro aretaico» de la educación y la política. Tiene su origen en una extraña afirmación de Aristóteles: «Justo es lo que considera tal un juez que tiene la virtud (arete) de la justicia». «Bueno es lo que considera tal un hombre bueno». Me intrigó que el padre de la lógica cayera en un aparente circulo vicioso, en una petición de principio. Y, en efecto, no cayó. Pero es demasiado largo para explicarlo aquí. Gracias una vez mas por su participación.

  • opositor dice:

    Esto es todo un mundo, que interesante

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