La semana pasada hablé de Daniel Yankelovich. Tras años de investigar sobre la “opinón pública”, concluyó que en una democracia no basta con estar bien informados, sino que hace falta cultivar el buen juicio político. Dedicó al tema dos libros Toward Wiser Public Judgment y Coming to Public Judgment. Los ciudadanos deberían comprometerse a un “aprendizaje público”, a reflexionar sobre la información y no simplemente a conocerla. Le preocupaba que los expertos se considerasen autoridad exclusiva en asuntos públicos. Si sólo ellos están en condiciones de tomar decisiones, el papel de los ciudadanos podría reducirse a elegirlos. Simultáneamente, crece la desconfianza en los expertos. Por ejemplo, hacia los economistas que no supieron predecir la crisis. Con frecuencia, los expertos se parapetan en tecnicismos que se dan por justificados y que ya no se molestan en aclarar. Por eso, me parece socialmente deseable, para elevar la calidad de la participación ciudadana, que expliquen sus conocimientos a los no expertos. Quienes tenemos la suerte de poder dedicarnos a investigar, tenemos que preguntar por sus problemas al hombre de la calle, estudiarlos con todo rigor, y luego bajar de nuevo a la calle a explicar lo que hemos descubierto.
Buen juicio político
Related Posts

La inteligencia perezosa
José Antonio Marina19 de julio de 2020

Defensa del nominalismo político
José Antonio Marina12 de julio de 2020